Buscar este blog

ORIGEN DE LAS PALABRAS


¿Te gustaría saber de donde vienen las palabras, cual ha sido su historia? Seguro que si. Ahora podrás enterarte. Lo único que tienes que hacer es visitar esta página con regularidad y verás tu cultura crecer, tu conocimiento engrandecerse y porqué no, descrestar a tus amigos. ¡Disfrútala!

Veamos algunas:

estaciones

Para los romanos sólo había dos estaciones: una muy prolongada, y la otra, breve. La primera estaba compuesta por la suma de lo que hoy llamamos primavera, verano y otoño, mientras que la más breve era el hibernum tempus 'invierno'. La más prolongada se llamaba ver, veris, palabra que dio lugar a nuestro verano pero, en determinado momento, el comienzo de esta estación se llamó primo vere 'primer verano' y más tarde, prima vera, de donde salió nuestra primavera, mientras que la época más calurosa tomó el nombre de veranum tempus 'verano'. A pesar de este desmembramiento, la estación cálida todavía era más prolongada, hasta que en cierto momento, su período final, el tiempo de las cosechas, fue llamado autumnus, voz derivada de auctus 'aumento', 'crecimiento', 'incremento', que procedía, a su vez, de augere 'acrecentar, robustecer'. El vocablo latino autumnus llegó a nuestra lengua como otoño.

iglesia

Una vez implantada la democracia en Atenas por el estratega Pericles en el siglo V antes de nuestra era, el pueblo se reunía en la plaza pública o ágora para deliberar sobre los asuntos públicos. La Asamblea de ciudadanos era soberana, pero no tan democrática como se suele creer, puesto que sólo tenían derecho a participar en ella entre el ocho y el diez por ciento de los habitantes de la ciudad, ya que quedaban fuera los esclavos y los metekos 'extranjeros'.

En Atenas y en otras ciudades griegas, la Asamblea del Pueblo era convocada por un heraldo; el verbo griego para denominar esta tarea era ekkalein 'evocar', 'convocar', con el sentido de llamar a 'los que están fuera del ágora', aunque sin significado religioso alguno.

Los primeros cristianos se reunían en asambleas, una antigua costumbre heredada de los hebreos, que éstos denominaban gahal: la congregación del pueblo de Israel como comunidad religiosa, pero con fines meramente culturales. En la traducción del Antiguo Testamento al griego a cargp de los Setenta, se adoptó el nombre de la ekklesía ateniense para designar las gahalim. La palabra pasó al Nuevo Testamento con el sentido de 'reunión de los cristianos en torno de Jesús' y fue muy usada por san Pablo, quien llamaba ekklesía a diversas comunidades locales, por ejemplo en algunos títulos de sus epístolas, pero fue en la que dedicó a los tesalonicenses donde se refirió por primera vez a la ekklesía como un cuerpo cuya cabeza es Cristo.

La palabra llegó al español a través del bajo latín eclesia, del latín clásico ecclesia, como parte del sustrato básico de nuestra lengua, documentado por primera vez como eglesia en las Glosas Emilianenses, en el siglo X. En el Cantar de Mio Cid aparece como eclegia; un siglo más tarde, en Berceo, nuevamente como eglesia y ya también como iglesia.

Durante algún tiempo se alternan otras formas, como elgueja, elguesia y egrija, forma ésta que dio lugar a topónimos como Grijota y Grijalba, hasta que en la segunda mitad del siglo XIV, se generalizó el uso de iglesia. La eclesia de los primeros cristianos se llamó église en francés, igreja en portugués y chiesa en italiano.

fecha

Proviene de fecho, el participio pasado del verbo facer 'hacer' en español antiguo (fazer en el portugués de hoy). Primero significó no sólo indicación de tiempo de un escrito, sino también de lugar, puesto que una carta se iniciaba con algo así como «fecha en Sevilla, el 22 de junio» o la carta de don Quijote a Dulcinea que decía «fecha en las entrañas de Sierra Morena, a 27 de agosto«. Más adelante, fecha se convirtió en sustantivo con su significado actual.

elegante

Significa «dotado de gracia, nobleza y sencillez».

Procede del latín legere 'reunir'. Con el prefijo privativo latino ex- más legere, se formó eligere 'elegir', 'escoger', y de éste, elegans, -ntis 'elegante', 'distinguido', de donde proviene nuestro vocablo elegante.

La elegancia es una cualidad que ha sido cultivada por la nobleza y, en nuestros tiempos, heredada por la burguesía. La persona verdaderamente elegante no es elitista, denota buen gusto en sus elecciones, puede acercarse con naturalidad a los humildes gracias a la sencillez, característica que podemos ver en la definición arriba mencionada.

Un buen ejemplo de esta cualidad fue Petronio, el escritor satírico latino del siglo I, autor del Satiricón, al punto de ser conocido por el seudónimo Arbiter elegantiarum 'árbitro de la elegancia' por su distinción y buen gusto, según los Anales del historiador Tácito. Petronio, aun siendo amigo de Nerón, fue acusado de haber conjurado con Séneca y con Lucano para matar al emperador, circunstancia que lo llevó al suicidio en el año 66 d. de C. Ha quedado inmortalizado en la literatura con la novela Quo Vadis (1895), del escritor polaco Henryk Sienkiewicz, en la cual Petronio se suicida junto con su esclava Eunice a causa del amor imposible que los unía.

comer

Es un caso poco común —aunque en modo alguno único— de una palabra que pierde su raíz y queda formada sólo por un prefijo y un sufijo. En efecto, comer proviene de la base indoeuropea ed-, con el mismo significado, que dio lugar en inglés al verbo to eat y al alemán essen.

Los romanos de agregaron el prefijo com- (juntos) por entender que comer es un acto que se practica preferentemente junto con otra u otras personas, y la desinencia verbal , que en el infinitivo era -edere. Se formó así el vocablo comedere, que en el romance ibérico fue perdiendo la raíz indoeuropea ed y se convirtió primero en comere y luego en comer, no sólo en castellano sino también en gallego, en catalán y en portugués.